lunes, 19 de marzo de 2012

Huesos Frágiles


Ganando el sentido del abismo, te llamo para dedicarte mis últimas palabras, y de esta manera seguir adelante y dejar de fantasear con tu mirada.
Entre tus dedos me perdí. Por tus labios, aunque insignificantes como agujas, me cubrieron, terminando con mis sueños, terminando con la capa de vergüenza que perduraba.
Gracias por enseñarme a ser  humano, gracias por manipular mi cuerpo como marioneta y arrojarme a las llamas del  instinto. Gracias, amigo mío, por dejarme al final ileso.
Tomaste de mis senos su miel virgen y la evaporaste con tu aliento entre mares de sal inmensos, entre la vía láctea y el pasado, entre el cielo intacto y el no te he perdonado. Fui tuyo amigo mío, fui tuyo y no lo olvido.

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